Hoy no traigo novedades, ni spoilers, ni nuevos trailers, hoy quiero hablar de un clásico, de una película que en su momento no consiguió una gran recaudación en cines pero que, con el tiempo, terminó por convertirse en lo que muchos consideran una película de culto. Sin embargo, me tiene sorprendida que la mayor parte de la gente a la que le pregunto no la conocen. Por eso he decidido promocionarla un poco. Porque me parece inconcebible que pocos sepan continuar la frase "Hola, me llamo Íñigo Montoya..." que yo, en mi modesta opinión, equipararía con otras frases míticas del cine como "Mi casa... teléfono", "Luke, yo soy tu padre", "No... puedes... pasar!!", o "es leviosa, no leviosáa" (de acuerdo, esta última puede que no sea tan mítica, pero ¿a que todos la habeis dicho alguna vez?).
Como esto es un intento de convencer a gente de que la vea, no tiene
grandes spoilers, no os preocupeis, pero también tengo alguna sorpresa
para aquellos que ya la hayais visto.
La película en cuestión es La princesa prometida, que precisamente cumple este año un cuarto de siglo. Esta basada en un libro del mismo nombre y, como excepción a la norma general, os recomiendo ver primero la película. El porqué lo entenderéis mejor en mi próxima entrada, que dedicaré al libro, pero a grandes rasgos se puede decir que en éste prima más la forma que el fondo, y la historia y los grandes momentos quedan diluídos entre tanta lingüística, cosa que no ocurre en la película, que a mi modo de ver resulta más impactante.
La película presenta un argumento sencillo, pero que cuenta con todos los elementos de las antiguas novelas de aventuras, muy al estilo de La isla del tesoro. Empezando por un conjunto de personajes muy característicos de este género. Un príncipe engreído y odioso (no tan odioso como Joffrey Baratheon, pero bastante más astuto y maquiavélico) que cuenta con un Conde aún más perverso como mano derecha. El temible Pirata Roberts, que lleva siglos siendo el temor de los mares.
Un misterioso enmascarado y una hermosa princesa de origen humilde que es raptada por tres bandidos. Y son estos tres bandidos los que, sin duda alguna, ponen el sello a esta película. Tenemos al cerebro del plan, el genio siciliano Vizzini. Después, al gigante e ingenuo Fezzik (sí, gigante, el actor sufría de acromegalia).
Y, por último, a Íñigo Montoya, el mejor espadachín español.
En este punto he de hacer un inciso, yo no soy muy amiga de los tópicos españoles, entre ellos el prototipo de soldado o hidalgo español del siglo XVII, hombres de fe, de acento andaluz y mente tradicional (sólo hay que ver cómo nos deja la última película de Piratas del Caribe, y eso sin nombrar el "espectacular" papel de Penélope Cruz...). Sin embargo, Íñigo Montoya ha llegado a convertirse en uno de mis personajes de ficción favoritos, algo que ni el Zorro consiguió, y eso que Banderas y Anthony Hopkins me encantan. Incluso he de confesar que siento cierto orgullo de apellidarme Montoya (vale, es mi quinto apellido, pero ahí está).
La historia nos lleva por parajes de ensueño como los Acantilados de la Locura, al borde de los cuales transcurre una de las mejores peleas a espada de la historia del cine (la escena fue rodada en dos escenarios simétricos, los que hayáis visto la película entenderéis por qué...); el Pantano de Fuego, con sus tres horrores; o el Foso de la Desesperación, una sala de tortura escondida bajo un bosque. Y de fondo, la historia de amor que guía a nuestros protagonistas. Es cierto que quizás algún momento pueda parecer empalagoso, pero se trata de un guión repleto de sarcasmo, que pretende ironizar sobre este amor típico del género, del que un único beso bastaba para recordar a alguien durante años. Sí, amigos, aquí no se llega a algo tan mundano como el sexo, hablamos de amor verdadero, esta historia no la escribió George R.R. Martin (editado).
"- ¿Por qué no me has esperado?
- Porque habías muerto.
- La muerte no detiene al amor,
- Porque habías muerto.
- La muerte no detiene al amor,
lo único que puede hacer es demorarlo."
Pero si esta cinta ha alcanzado la categoría de película de culto se debe fundamentalmente a un guión formidable y unos diálogos extraordinarios e ingeniosos. Dudo que alguna película haya aportado tantas frases para el recuerdo por minuto como esta....
"-¿Aún tardaréis mucho en llegar aquí arriba?
-Si tanta prisa teneis podríais lanzarme una cuerda,
-Si tanta prisa teneis podríais lanzarme una cuerda,
una rama de árbol u otra cosa que me fuera de utilidad.
-Eso haré. Aquí arriba tengo una cuerda,
-Eso haré. Aquí arriba tengo una cuerda,
pero no creo que aceptéis mi ayuda porque yo estoy esperando para mataros.
-Entonces no podremos trabar amistad."
-Entonces no podremos trabar amistad."
"La vida es dolor, alteza. Quien quiera que diga lo contrario intenta engañaros."
"-¿Por qué llevais máscara? ¿Os quemasteis con ácido o algo parecido?
- O no, es que resulta muy cómodo, todo el mundo la llevará en el futuro."
Por último, para aquellos que ya la habeis visto y esta entrada no os haya contado nada nuevo... apostaría a que esto no lo sabeis: El actor que interpreta a Íñigo Montoya es Mandy Patinkin, quizás el nombre no os suene (en serio, con este nombre pierde toda seriedad) pero tal vez lo reconozcais si os digo que es Saul, el agente de la CIA de Homeland, ¿cómo ha cambiado eh?
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